5 lugares que no estaban en mis planes originales de viaje y me encantaron

A veces una viaja con un plan y una vez en la ruta decide incorporar algún punto en el itinerario que termina sorprendiéndonos. Otra veces surge un imprevisto o una propuesta que hace que demos un volantazo en otro dirección. Me pasó en varias oportunidades y cuando el cambio funciona, una lo vive con una alegría mayor, posiblemente, a la que hubiese generado el lugar si hubiera estado en el plan de viaje desde el principio.

¿Suena complicado? ¡No lo es! Es la felicidad de haber hecho un cambio y que todo haya salido bien. No «bien», genial.

Este es mi top 5 de lugares que ingresaron a mi itinerario cuando ya estaba en el camino y fueron una gratísima sorpresa.

1. Cienfuegos, Cuba

Viajamos con mi amigo P. a Cuba con el itinerario armado para la primera parte. Sabíamos que llegábamos a La Habana, volábamos a Santiago, teníamos un bus a Holguín para ir a Guardalvaca y sabíamos que año nuevo la pasábamos en Trinidad. El resto del viaje lo terminamos de cerrar en el camino. A Cienfuegos lo habíamos mencionado varias veces cuando nos juntamos a planificar, pero como que nunca había terminado de entrar a la cancha. Fue estando en Trinidad que nos decidimos por visitar Cienfuegos. Y la verdad es que fue una gran decisión. Allí, vimos uno de los mejores atardecer en Cuba.

2. Tomar, Portugal

Como contaba en esta otra entrada, alguien le dijo a M. – con quien viajaba – que Tomar era interesante. Sin saber mucho más, hacia allá fuimos. No sólo es interesante, no sólo hay historia de templarios, ahí nos cruzamos con gente super amable, nos reímos mucho, tuvimos unos cielos azules increíbles y comimos muy rico. Todo hermoso.

3.  Naxos, Grecia

Corría el año 2009 y era mi primer viaje a Europa. En Atenas nos juntamos varios amigos y con E. decidimos ir a «alguna isla». A la mañana agarramos nuestros petates, fuimos al puerto y medio que ahí mismo decidimos ir para Naxos. Hacía allá estaba yendo también una de mis parejas preferidas del mundo mundial. ¿El resultado? Alquilamos un auto, hicimos un picnic en la playa, recorrimos ruinas escuchando Hercules and Love Affair – Blind era el hit del verano – comimos en lugares espectaculares y fuimos muy felices.

4. Mont St. Michel y los acantilados de Etretat, Francia

En el 2010 emprendimos un viaje en auto con L. y E. desde Bruselas hacia Francia. El plan era ir hasta Cognac, pero el recorrido lo fuimos armando en el camino y en base también a los anfitriones de CouchSurfing que conseguimos. Así, tuvimos la suerte de conseguir sofá en Granville, Normandía, y desde allí, hicimos un daytrip hasta el Monte Saint Michel, que verdaderamente vale la pena. Aunque sea por las arenas movedizas del camino. 😉

En ese mismo viaje, y gracias a otro anfitrión de CouchSurfing, tuvimos la suerte de poder salir a pasear en barco por Normandía y ver los acantilados de Étretat desde el agua. Eso, sumado a una picada y un vinito para acompañar la vista espectacular, hicieron de este momento no planeado, un día perfecto.

5. Puyo, Ecuador

Estábamos con S. disfrutando de Baños y dijimos ¿Vamos a la selva? Vamos. Contratamos un tour de un día a Puyo. ¿Por qué no contratan el paquete que incluye una noche allá y vuelven al día siguiente?, nos preguntó el señor de la agencia. Le explicábamos que al día siguiente yo me iba a Guayaquil y que S. se iba a Quito, cada una a tomar su vuelo de regreso. No podíamos. Claramente, el señor no creyó nuestras excusas y nos dijo «Bueno, una vez que estén allá, van a ver que cambian de idea. Se van a querer quedar. Cualquier cosa le avisan al guía«. El verde profundo y frondoso de la vegetación, la fuerza del río Pastaza, el barro, las lianas, los árboles que caminan, todo pura magia. El señor tenía razón. Si hubiésemos podido, nos quedábamos. La Amazonía ecuatoriana es deslumbrante.

Lamentablemente no tengo casi registros fotográficos de ese paseo, porque nuestras cámaras murieron, pero tengo impregnado en el cuerpo el momento de adrenalina de balancearme en el aire, desde un acantilado, sobre el río, y en la retina las raíces altas de los árboles que avanzan.

Menciones Especiales:

  • Pipa, Brasil: pequeño pueblo en la costa del estado de Río Grande do Norte al que llegamos siguiendo recomendaciones de otros viajeros, como contaba en esta otra entrada. Varias playas muy diferentes, delfines, tragos ricos, buena onda y la compañía de una gran amiga. ¿Qué más se puede pedir?
  • Palomino, Colombia: mi itinerario en Colombia incluía un visita al Parque Tayrona. Al llegar a Cartagena me entero que el Parque estaba temporalmente cerrado. ¿A dónde voy?, me pregunté. Un colombiano que por allí pasaba, me dijo: Palomino. Hacia allá fui y al día de hoy le agradezco al muchacho la perfecta recomendación.
  • Tallin: un vuelo a Moscú que no pudo ser me llevó a recalcular en el aeropuerto y sacar un pasaje en el momento. Hacia Tallin fui y me quedé con ganas de mucho más. Gracias a esa visita me quedó en la cabeza lo digital que era el país, lo que me llevó a buscar luego a buscar opciones académicas en el país y a terminar viviendo allí dos años después. Pueden leer sobre mi estadía en la ciudad, en esta entrada y sobre la experiencia de mudarse a Estonia en este post. 

¿Alguna vez terminaste en un destino casi por azar y te encantó? ¡Compartilo en los comentarios!

Y si estás planeando (un poco ;-)) tu viaje, aquí algunos enlaces para la billetera de la dama y la cartera del caballero:

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